En Boletín GDFE, marzo / abril de 2016.
El especialista en desarrollo local Fabio Quetglas llamó a las entidades que hacen inversión social a incrementar la innovación hacia el interior de sus instituciones y a colaborar con los gobiernos locales en la modernización de la agenda social. Inauguró con su charla, una nueva edición de los espacios de intercambio y capacitación impulsados por el Grupo de Fundaciones y Empresas (GDFE). Lo hizo el 7 de abril, en el marco del Grupo de afinidad en Desarrollo Local del GDFE, en una actividad conjunta con RedEAmérica y que contó con la colaboración de la Fundación Los Grobo.
En su disertación, subrayó la importancia de pensar acerca del “sentido de contemporaneidad”: “Hay una cosa que está por delante de todas las actividades humanas que cualquier persona u organización despliega y que yo llamaría algo así como `el sentido de contemporaneidad´”. Y disparó: “No creo que las organizaciones prosperen mucho, si son un reflejo de lo que fueron, deberían ser más, una proyección de lo que se debe ser”.
Particularmente, se detuvo en los cambios vinculados a la tecnología y su impacto: “La innovación como hecho económico y social no se instala casualmente, hay una plataforma tecnológica preexistente que multiplica nuestra necesidad de información y nuestra subjetividad cambia y por lo tanto somos altamente demandantes de información”. “Nosotros no nos damos cuenta de la dimensión de este cambio -observó- pero esa cantidad de información es hoy un activo potencial y sobre todo es un revulsivo social”.
¿Cómo se desenvuelven las entidades donantes en este marco, en este contexto? “Mi sensación –opinó el especialista- es que no se traslada al área de la RSE, de la inversión social, prácticas de un nuevo dinamismo sino que se tienden a reproducir prácticas de agregación de personas, búsqueda de voluntades, selección de causas, etc. con un nivel de tradicionalismo que es inexplicable para el nivel de educación promedio que hoy tenemos, con un uso mínimo de los dispositivos tecnológicos, mientras que esas mismas personas que forman parte de las empresas en sus vidas personales, privadas, tienen seguro una tasa de innovación bastante alta”.
También Quetglas recomendó a las organizaciones participar en la “construcción de subjetividad”: “El mundo del futuro será un mundo donde las capacidades relacionales serán claves: saber vincularse con otra persona, aprender con otra persona, trabajar con otros. Entonces la pregunta sería si la RSE, si la acción comunitaria, contribuye a aumentar ese modelo de subjetividad relacional, abierto, tolerante, etc.”.
“A mí me gustaría -resumió ya sobre el final de la charla- que la agenda social argentina se modernice y creo que el lugar de modernización de la agenda social argentina es de las organizaciones, que pueden pensar cosas que el Estado no se atreve a pensar, que es cómo transformar nuestra agenda social en agenda productiva”.