En Boletín GDFE, mayo / junio de 2016.
En línea con su propósito de generar conocimiento y herramientas que fortalezcan la gestión, el Grupo de Fundaciones y Empresas (GDFE) presentó por un lado la reedición de la Guía de Inversión Social Privada (ISP), y lanzó el Dossier sobre Monitoreo y Evaluación. Ambas publicaciones, fueron presentadas en el seminario “Inversión Social Privada: promoviendo herramientas para una gestión eficiente”, realizado el 12 de mayo, en alianza con la Universidad de San Andrés (UdeSa).
La jornada tuvo como expositoras del primer panel a Carolina Langan (directora ejecutiva del GDFE), María Rigou (coordinadora de los contenidos de la Guía) y Fernanda Potenza (coordinadora de los contenidos del Dossier). El segundo panel lo conformaron Paula Solsona, gerente de Asuntos Sociales del Banco Hipotecario y directora ejecutiva de la Fundación IRSA; Martín Federowski, analista de Responsabilidad Social en Petrobras; y Gabriel Berger, director del Centro de Innovación Social (CIS) y de la Escuela de Administración y Negocios de la UdeSA, quienes brindaron sus comentarios.
Langan sostuvo que “lo mejor que podemos ofrecer desde el GDFE es la experiencia, la gestión, la trayectoria y los aprendizajes que tienen nuestros socios en materia de inversión social”, “aportar al conocimiento del sector a través de la generación de herramientas y publicaciones como las que hoy presentamos”.
Sobre la primera publicación, que contó con el apoyo de Petrobras y la Fundación IRSA, Rigou señaló: Es “una guía práctica para la acción, para la gestión”, que está dirigida a quienes tienen a su cargo la implementación de proyectos de inversión social (tanto de empresas, fundaciones, ONGs, como del sector público)”. “En principio, pensamos más en los nuevos actores que se van incorporando y que tienen que profesionalizar e ir encontrando los mecanismos para ordenar, sistematizar, para dar coherencia a los planes y proyectos”, añadió.
Luego Rigou amplió sobre el contenido: “La primera parte está dirigida a reflexionar sobre este cambio de mirada, y los mitos. Porque cambió el contexto donde se inscribe la inversión social privada. Y como cambiaron los escenarios tenemos que pensar la gestión de otra manera. El desarrollo sustentable nos marca varios caminos, uno de ellos, es el trabajo articulado, la necesidad de la escucha activa, la transformación mutua (no solo del “beneficiario”). Después nos concentramos en la definición conceptual y en las características de la ISP. Y luego viene como el nudo, en el sentido del camino crítico, los pasos a seguir, qué tenemos que hacer cuando estamos frente al armado de un plan o proyecto de inversión, y ahí vamos recorriendo los distintos caminos. Para finalmente cerrar con algunos de los principales aprendizajes y desafíos”.
En cuanto al Dossier, desarrollado con el apoyo de la Fundación Bunge y Born y la Fundación Williams, Potenza comentó que “cierra un trabajo de 2 años” y que fue “fruto” del trabajo e intercambio de los miembros del Grupo de Afinidad en Educación del GDFE y de los demás socios que también colaboraron con sus experiencias. Dijo a su vez que “el documento está íntimamente ligado a la Guía” y que está atravesado por tres grandes preguntas: “¿Cualquier programa puede ser evaluado? ¿Qué evaluamos de un programa de una empresa o de una fundación y en qué se diferencian de evaluaciones de otro ámbito? Y la tercera pregunta, tiene que ver con el cómo hacer”.
Para Potenza “la evaluación rica, útil, fructífera de un programa, depende fundamentalmente de la manera en que fue concebido y planificado”, “de la respuesta que se dio a un montón de cuestiones vinculadas con la planificación, con la generación de sistemas de información y con el involucramiento de los distintos actores que tienen que ver con ese programa”. Asimismo sostuvo que “uno de los principales desafíos que tienen las fundaciones y empresas, es subir un peldaño: ya no evaluar proyectos puntuales, buscar una manera de que esa información esté agregada y diga algo más, acerca de la estrategia general que tenemos”.
Ya en el siguiente y último panel, Federowski, señaló: “Nosotros estamos apoyando esta Guía porque nos parece importante, porque venimos trabajando desde hace bastante en esta inversión social pensada como una estrategia, sobre todo en un mediano y largo plazo; que permite buscar una articulación: Estado, compañía, organización social y sociedad. Y también la apoyamos porque nos parece que es fundamental que se profundice este concepto y se perfeccione porque uno va aprendiendo constantemente sobre el camino”.
“Esta forma de gestionar la inversión social -continuó Federowski- nos permitió a nosotros ir escalando, modificando, adaptando y mejorando nuestro programa que comenzó hace ocho años atrás como una selección de proyectos. En función de este largo plazo, de pensar un poco más allá, en el desarrollo sostenible, y de integrarlo a las comunidades, empezamos a desarrollar el programa de agenda local que busca identificar a líderes de la comunidad local, para poder trabajar en agendas compartidas, para buscar iniciativas que se puedan llevar adelante. Este programa está pensado en el mediano y largo plazo sin desatender el corto plazo”.
Solsona, por su parte, explicó que lo que los motivó a apoyar “fue una trayectoria casi pionera junto con la Universidad de San Andrés”. Se refiere al primer estudio de filantropía en la Argentina, que llevaron adelante en conjunto con Gallup; y que volvieron a encarar en 2005. “Cómo no vamos acompañar entonces una herramienta que para nosotros es muy importante porque permite un trabajo de gestión y de profesionalización”, destacó
“Siento una madurez muy grande, del rol protagónico que está adquiriendo, hoy, el sector privado y el tercer sector -reflexionó más adelante, Solsona- Lo vemos en la nueva gestión gubernamental que reúne a muchísimos referentes de distintas organizaciones de la sociedad civil. Ellos están incidiendo hoy en la política pública, son funcionarios. Esto habla mucho del trabajo articulado y de la importancia de ese trabajo colectivo y que cada uno puede aportar desde una mirada y un trabajo de campo específico”.
Después tomó la palabra Berger para felicitar al GDFE “por revisar, enriquecer y poner a disposición nuevos materiales para orientar la gestión” y compartir ideas para seguir avanzando en los desafíos que plantean las publicaciones. “Invito a abandonar las posiciones extremas, a ver qué es lo que nos aporta cada una de estas formas de llamar a lo que intentamos hacer (filantropía institucional, filantropía corporativa estratégica, inversión social privada). Otro punto es el concepto de apalancamiento. Porque cuando uno invierte lo que trata es de impulsar una palanca, mover algo con poca fuerza para que mueva más fuerza o genere mucho más movimiento, es decir, de mayor escala o profundidad. Otra tema tiene que ver con el objeto de la actividad filantrópica y en ese sentido los invito a pensar ampliamente porque la idea del bien común o comunidad no es una sola y eso hace a sociedades abiertas y diversas. No es solo la pobreza, la inclusión social y el desarrollo de base, también el acceso a la cultura, a la ciencia, entre otros. Otro gran desafío, es cómo acercarnos y cómo movilizamos a nuevos actores”.
Por último Berger puso foco en la evaluación: “Si uno quiere promover una cultura de la evaluación necesita documentar, sistematizar lo que uno hace y además generar al interior de las organizaciones una cultura de aprendizaje. La evaluación hay que verla dentro del proceso de aprendizaje y de generación de conocimiento. Ver a la evaluación como parte de un proceso de aprendizaje y mejora continua, baja las barreras del cambio”.
Las dos publicaciones presentadas, se pueden descargar gratuitamente del sitio web del GDFE: www.gdfe.org.ar.